Promesa, No Un Destino

Promesa, No Un Destino

“Pedid, y se os dará”. Mateo 7:7

Una promesa de Dios es la antítesis del destino. El destino es el desarrollo de eventos inevitables; una promesa de Dios es el desarrollo de eventos sobrenaturales.

Cada promesa de Dios es una invitación a una relación amorosa donde hay una interacción con Dios.

El fatalismo es impersonal, mecánico y deshumanizante. El fatalismo es la muerte. Una promesa de Dios es personal, aventurera, dadora de vida y atractiva.

Y es precisamente por eso que su relación de amor con el Padre Dios se basa en una promesa, no en el destino.

Cuando Jesús le invita a pedir y recibirá, no le está invitando a una matriz preprogramada; él le está invitando a la aventura de su vida.

Padre amoroso, te alabo por tus promesas, por la aventura personal llena de amor, y poder aprender a vivir por la fe basada en tus promesas.

¡Oremos Por Favor!
Estamos pidiéndole a Dios que el resto de los países (31) del mundo y los (16) estados de EE.UU. reciban la formación del Escuela de Oración. Ore con nosotros hoy por Seychelles y South Dakota.

AÑO EN FUEGO
© Fred A. Hartley, III
Reservados todos los derechos
La Biblia estándar inglesa (ESV) se usa normalmente, a menos que se indique lo contrario.

Este encuentro diario con Cristo, iniciador de fuego, no pretende reemplazar su lectura diaria de la Biblia y su tiempo de oración, sino más bien motivarlo a pasar más tiempo en Su presencia.
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