HAGA UN CIRCULO

HAGA UN CIRCULO

A finales de 1800 y mediados de 1900 hubo un popular evangelista de Londres que ministró intensamente entre Gran Bretaña y Estados Unidos. Su nombre era Rodney “Gypsy” Smith y nunca asistió a la escuela, pero habló en Harvard y se reunió con presidentes. Predicó el evangelio a millones y vio avivamiento en las vidas de innumerables creyentes.

Mark Batterson escribe sobre Smith en su libro Draw the Circle. Él dice: “No fue su predicación lo que trajo avivamiento. Nunca lo es. La predicación puede conmover los corazones de los hombres, pero la oración mueve el corazón de Dios. Y de ahí viene el avivamiento. Gypsy reveló su secreto a una delegación de buscadores de avivamiento que buscaban una audiencia con él. Querían saber cómo podían marcar la diferencia en sus vidas como él había hecho con la suya. Su respuesta fue simple pero profunda, tan oportuna y atemporal ahora como lo fue hace cien años. Les dio este consejo: 'Váyanse a casa. Enciérrense en su habitación. Arrodíllense en medio del suelo y con una tiza dibujen un círculo a su alrededor. Allí, de rodillas, oren ferviente y con corazones quebrantados para que Dios comience un avivamiento dentro de ese círculo de tiza.’” (Draw the Circle, Zondervan, p.9)

Padre, ahora mismo me coloco en este círculo. Perdona y limpia todo dentro de este círculo. Me arrepiento de cada gramo de pasividad y tibieza. Me arrepiento del orgullo y de la lujuria de la carne. Aviva todo dentro de este círculo. Renuévame y crea en mí un corazón puro ahora mismo. No puedo controlar las acciones de los demás, pero ciertamente puedo darte mi propia vida, y lo hago ahora. ¡En el nombre de Jesús!

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