No Me Alejes

No Me Alejes

"No me alejes de tu presencia, ni me quites tu Santo Espíritu." Salmos 51:11

La consecuencia más horrible del pecado es que nos obliga a renunciar a la presencia manifiesta de Dios. El infierno es la consecuencia de una vida de pecado en la cual ocurre la última y más grande tragedia: perder eternamente la presencia manifiesta de Dios en Cristo.
 
Una vez que tenga un apetito por la presencia manifiesta de Cristo, el deseo por Su presencia lo guiará continuamente en arrepentimiento genuino y sincero.
 
David era un engañador, un adúltero y un asesino, pero la consecuencia del pecado que más temía era perder la presencia manifiesta de Dios. Él clamó arrepentido desde la profundidad de su alma, "No me alejes de tu presencia, y no quites de mí tu Espíritu Santo".
 
Aprovecha esta oportunidad hoy para liberarte del pecado. Deja que el arrepentimiento toque fondo en tu alma. Por asqueroso que pueda ser tu pecado, no hay nada más horrible que conformarte con los placeres fugaces del pecado mientras pierdes el más alto logro, que proviene de disfrutar la presencia manifiesta de Dios eternamente.
 
Oh Señor, yo abrazo el arrepentimiento. Deseo los placeres de Tu presencia más que el placer del pecado. Por favor, ten piedad de mí y hagas lo que hagas, no me alejes de Tu presencia. En el Nombre del Señor Jesucristo Amén.

AÑO EN FUEGO
© Fred A. Hartley, III
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A menos que se indique lo contrario, se usa la Biblia Inglesa Estándar (ESV)

Este encuentro diario con Cristo, que enciende el fuego, no tiene la intención de reemplazar su lectura diaria de la Biblia y el tiempo de oración, sino más bien sirve para motivarle a pasar más tiempo en Su presencia.
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